También le dije a Baltasar que se acordara de mi nevera, porque yo quería una. También quería una lavadora, pero mamá me dijo que tenía que llevar juguetes a todos los niños y quizás no podían con todo.
Después de ir a verles me voy a dormir a casa, porque si no te duermes no vienen los Reyes Magos. ¡Ah! Antes les dejé en un platito tres galletas y un poco de leche para los camellos.
Cuando me desperté por la mañana fuí corriendo a la habitación de los papas para preguntarles si habían venido los Reyes Magos. Y sí, ¡debajo del árbol había muchos regalos!.
Había regalos para todos, para los yayos, para los primos, para el papa y la mama, pero sobre todo había regalos para mi. Y ¡estaba la nevera!. Yo se la había pedido a Baltasar, que es mi amiguito, y se había acordado.
También había más juguetes, el Botas, un cuento, unos aparatos de médicos para curar y contrucciones.
Después fuimos a casa de la yaya Hermi a llevarles sus regalos y también habían dejado una grua muy grande para mi.
Y al final fuimos a casa de los primos para llevarles también sus regalos, y ¡también tenían juguetes para mi!. Los Reyes les habían dejado a ellos la lavadora y una Dora la Exploradora.
Ahora tengo muchísimos juguetes y me baño con Dora la Exploradora.
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