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Este fin de semana ha sido algo especial, Edu y yo hemos vuelto al Azkena después de tres años.

A la 1 del mediodía del viernes 24 llegábamos a Vitoria. La ciudad me vuelve a sorprender por sus calles, el estilo de sus casas, el verde de los parques, lo que calienta el sol de día y lo fría que es la noche. Check in en el hotel, como buenos rockeros maduritos, y siestecita, que después de 6 horas conduciendo se agradecen.

Nuestro primer bolo un descafeinado y ruidoso Reverend Horton Heat. Con lo bien que sonaron en el Razzmataz hace un par de años me sorprende lo mal que se oye.... Luego un poco más de Atom Rhumba y Cheap Trick, el capitan de barco arrasa con Surrender.
Pequeño descanso en la zona VIP (un lujazo señores) y Dirty York. Increible. Edu y yo nos miramos sin terminar de creernos lo que estamos viendo, son geniales. Eso sí, la banda es una ruina económicamente porque tiran de todo al público; un sombrero, koalas de peluque y puñado sde chapas. ¡conseguí una!, bueno, mejor dicho. Una chapa vino a mi.

Reponemos fuerzas, nos facilitan los pases del balcón de invitados y después de Queens of Stone Age y su muro de sonido, nos vamos a dormir.

Sábado 25 de Junio, nos levantamos con algo de resaca, pero contentos por lo vivido el día anterior y con ganas de vivir el presente. Hoy toca Gregg Allman, pero primero tenemos una cita rutera en un asador. ¡Como se cuidan estos periodistas!. Que si Ozzy estuvo genial, teniendo en cuenta la edad que tiene, que si Ian Asbury se podría haber quedado en su casa, que si las rimas de algunas canciones son de niños pequeños, que quieres eran unos tal Dirty York de los que todo el mundo habla y bla, bla, bla.....

¡las 7! Los Avett Brothers ya están en el escenario, ¡mierda!, han debido empezar antes, ¡esto no se hace! Son muy divertidos y encima llevan consigo al hombre orquesta, aunque últimamente veo a muchos hombres orquesta... ¡que asquito cariñoso dan!.

Descansamos mientras escuchamos Band of Horses de fondo, prometían más, yo tenía muchas ganas de verlos, pero desde lejos parecen demasiado lentos y prefiero acumular fuerzas para lo que va a llegar... Gregg Allman y su banda entre la que hay un par de negros con los que nos hemos cruzado en la zona VIP. Mira, seguro que esos dos son parte de la banda de Gregg Allman, me dice Edu. Y sí, media hora después ahí estaba el negro tocando la percusión y más tarde cantando uno de los temas de EL CONCIERTO del fin de semana. ¡que sonido! ¡que manera de tocar! ¡que melodias! Alguna lagrimilla de emoción vi en las caras de los hombres más duros del lugar.

¿y despues? ¡pero que vamos a hacer después de Gregg Allman? ¡Todo nos va a parecer peor! ¿para qué nos vamos a quedar?. Pues para ver a Brian Setzer, que tengo que confesar que no me atrajo lo suficiente. Durante estos días alguien ha dicho, "a veces parece raro que una banda que le gusta a todo el muno no te guste a ti, pero es así".
Y para terminar el día The Whybirds, que sí que consiguieron atraer mi atención y Paul Weller, que también me gustó, pero todavía seguía pensando en EL CONCIERTO.

Y hoy, domingo 26 de junio. Dejamos el hotel a las 12, y vamos a la Plaza de la Virgen Blanca porque ¡vuelve a tocar el gran Gregg!. ¡sí!. Dicen que esta vez será acústico. Desde una silla del bar donde acabamos de degustar unas inmensas tapas vemos la furgoneta de cristales tintados, la misma que la del día anterior. Se abre la puerta y el hombre rubio de pelo largo recorgido baja de ella. ¡Es él!. Con una camisa azul cielo, cual ángel, se sienta en su piano y vuelve a empezar. No será un concierto acústico, que no nos importa. Nos hacemos con algo de liquido para soportar los 40 grados que caen sobre nuestras cabezas y volvemos a disfrutar.

Y ahora, casi 27 de junio, hemos vuelto del Azkena. Lo hemos pasado bien, muy bien aunque tambien hemos echado de menos a nuestra bebé, pero eso es otra historia.